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El corazón conoce la amargura del alma?

Solo le quedaba la esperanza: el peor de los males porque prolonga la tortura humana.

Se tumbó cansada, pero su cansancio no se aliviaría con el descanso,

Ella Fitzgerald,

He vivido anestesiada, esperando el momento de irme. No te sientas mal por haberme despertado.

cuanto más se iba alejando de allí, cuanto más etérea, frágil y perdida la veía, más hondo se hacía su sentimiento.

qué larga es la espera para llegar a la eternidad.

Dicen que la mente domina el cuerpo y no hay medicina que pueda contra eso.

Los días pasan sin remedio y los meses los suceden. Así los seres que vagan por el mundo en busca de destino aceptan vivir sin encontrarlo, convencidos de que nada puede durar eternamente.

Amor loco, yo por vos y vos por otro? ??Si las personas queridas mueren, solo se pierden para nuestros sentidos ordinarios. Si las recordamos, podemos encontrarlas en cualquier momento con nuestros cien sentidos secretos.? Los cien sentidos secretos, Amy Tang

en la vida no hay nada más condenable que la traición.

el hombre es fuego, la mujer estopa, llega el diablo y sopla ¿Me comprendes?

Hay cosas en el organismo que no pueden explicarse científicamente. Sé que no estoy bien, pero no he dejado de comer.

La debilidad nunca nos abandona, pero eso no significa que no puedas hacer una vida normal, solo quiere decir que no debes confiarte, ni dejarte llevar por las circunstancias.

Siempre odié la comida

Sobre todo, nunca le pareció legítimo que la vida se sirviera de tantas casualidades prohibidas a la literatura, para que se cumpliera sin tropiezos una muerte tan anunciada? Crónica de una muerte anunciada, Gabriel García Márquez

la vida se le había hecho insoportable y solo pensaba en la muerte, como única salida.

quizá esa curiosidad fue su perdición.

Se situaba frente a la comida como lo que era, el sustento para mantenerse viva, la energía que su cuerpo necesitaba para funcionar, no consuelo, ni desahogo, ni sustituto de nada. Procuraba no analizarse y era consciente de que su enfermedad era incurable, tan solo podía controlarla, pero no hacerla desaparecer.

Todo es como una gran broma o un juego en el que la mayoría juegan a estar y solo unos poquitos juegan a ser.